martes, 9 de julio de 2013

Zaza, una nueva gastronomia en Brasil

Mis viejos recuerdos de la gastronomía Carioca se limitaban a comidas refritadas y rápidas para ir a la playa, el galeto seco e impasable, el frango a passarinho que después se necesitaban litros de no sé que para apagar la acidez o los espetos corridos que entregaban cantidad sin calidad alguna. De querer algo distinto, había que preparar la billetera e ir a lugares puntuales. Pero, por lo general, se comía muy mal.

Hoy, esta ciudad a superado su propia fama de sitio balneario y comienza a pelear con Sao Pablo por ser un punto gastronómico en este país/continente (se esta ganando un lugar, tampoco podemos comparar, seamos justos).

Zaza es un restaurante de Ipanema que merecería estar incrustado en el centro de Palermo, Buenos Aires. Un lugar que daría prestigio a cualquier zona de Lima, Perú o que seria una parte acorde en la zona rosa de Bogotá, Colombia.

Buen gusto, originalidad, alegría y servicio es lo que se respira al entrar a este divertido y ecléctico lugar.

Al sentarme en la mesa, lo primero que vi fue una leyenda en la pared que rezaba "Aquí se come sin culpa"; eso me predispuso bien, ya estaba listo para el gozo.

Sommelier no había, así que pedí la carta de vinos mientras miraba los detalles en la decoración y disfrutaba la creatividad ajena.


La carta llego rápida y querendona, con pocos conocidos y sin guía, pero la buena onda del lugar me llamaba a probar y disfrutar, así que ......


De la zona en Columbia Valley, producido por Michelle Wine nos llego un Columbia Crest Grand Estates.

Pedí este Merlot porque el otro día había un fuerte debate sobre esta cepa en twitter y desde entonces estoy con esa sensación de querer tomar ESE vino que me da la mejor referencia. Pero todo indica que hasta llegar a casa no va a ser.


Lo bueno de no ser un profesional en esto, es que puedo decir lo que pienso y siento sin compromiso alguno. Una de las pocas cosas que tiene de positivo el pagar y que no te paguen por algo es que el único compromiso es con uno mismo.


En boca me dio Cereza, chocolate, un fondo de vainilla y caramelo para un cuerpo medio que lo hacia muy ágil.

Mi pasión y amor es por los vinos con buen cuerpo, pero para una aventura este vino lo vale. Lejos quedó de volarme la cabeza pero con los 86 puntos que le di, esta mas que bien.

Con la música de fondo que el lugar tiene, Jazz o Bossa nova, todo al volumen perfecto para que nadie tenga que levantar la voz al hablar o hacer un sacrificio para entender al compañero de mesa, fui por la comida.

 El problema cuando todo te tienta es que el pedir algo es ganar uno y perder mil, así que me decidí por atacar un popurrí de entradas y platos pequeños para abarcar mucho y apretar poco.


*Arrollados de queso de cuajada con miel y dulce de naranja, la combinación que daba en la boca el queso con la mermelada eran infartantes y a eso se sumaba la textura aportando un punto más a favor de este plato.






*Ensalada de Quinoa, estaba muy bien preparada, justa, porción generosa y sabrosa.







*KusKus, estaba digno; o tal vez no es de mi paladar. Sera cuestión de probar otra vez, en otro lugar.





*Ceviche a la Peruana, extraordinario, brillante, nada que envidiarle a ningún ceviche Limeño. Lo único que me desoriento fue el pescado cortado en tiras en lugar de ser dados.





*Empanadas fritas de camarón con salsa de mostaza y miel. Lo mejor de estos mini platos; un camarón envuelto en la masa y frito con una muy suave salsa que acompaña al sabor en lugar de dárselo. Delicado y concreto al mismo tiempo.


Pero mientras todo esto pasaba raudo y fugaz por la mesa, o por sobre la mesa, el vino se agoto. El rey a muerto, viva el rey o un clavo saca otro clavo, cada uno le pondrá la heroica que mas le guste, pero yo me pedí un Francés como segundo y final tinto.

Este Blend Francés fue un fracaso para mi. Llego con la amenaza de una medalla de oro y otra de plata conquistadas en el viejo mundo, pero nada me dejo.

Muy flojo en nariz. Cuando me di cuenta de eso todos los miedos se presentaron y en boca se confirmaron. Le di 81 puntos por la duda que me genero la posibilidad de haber sido descorchado en segundo lugar y, de alguna manera, esto lo haya perjudicado.

Algún día tendré que sentarme con algún especialista en vinos Franceses que me enseñe a tomarlos y disfrutarlos, porque hasta ahora solo han sido golpes contra la pared.

Sospecho que a esta región no deben llegar los buenos por una cuestión de precio, pero para esto es mejor no traer nada, porque nuestros vinos literalmente los destruyen.

Decepcionado busque refugio sentimental en el postre; de chocolate, claro esta, porque si no tiene chocolate no es postre.

Brownie de chocolate amargo con helado de vainilla que no estaba nada mal y una torta, que para nosotros, los Argentinos, sería una especie de galleta esponjosa, con crema de arándano y helado de limón. Debo admitir que este ultimo realmente valía la pena.
El final fue un expresso con el detalle de la barra de canela para revolverlo.
Todo impecable, todo recomendable.
El toque final, antes de irme y pagar la no exagerada cuenta, estuvo en el baño, donde otra leyenda escrita en la pared me decía "A los 40 ya no se es joven, pero no quita ser irresistible"
Dios Toma Malbec
Juan mayou (@juanmayou)

2 comentarios:

  1. juancito viajero. espero que francisco 1 me permita conocer esta vez zazu. para tu proxima visita te busco direccion de un lugar japones increible en Jardim Botanico..

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  2. Yume se llama, soy vere.

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