Este país; esta ciudad, lentamente se va convirtiendo en un paraíso para el vino y, sobre todo, para "nuestro"vino.
Restaurantes de muy buena calidad con cartas de vino de todo tipo y para "casi" todos los bolsillos encuentran un publico cada vez mas feliz y abierto a entrar al increíble mundo de la más maravillosa de las bebidas que esta vida tiene, el vino.
Por primera vez en mucho tiempo y en muchos países, veo que las etiquetas nacionales tienen una marcada superioridad en el mercado.
Fui a una licorería llamada "La Taberna" en busca de un Whisky para un amigo y me encuentro con una pared que se había convertido en cava climatizada con muchos buenos vinos dentro. Ademas de tres islas expositoras con tintos, rosados y blancos de bastante buena calidad pero que no ameritaban estar a 14 grados permanentemente. Si bien no soy de comunicarme con la gente, me puse a hablar con "Carlos", el encargado del lugar y me dijo que el 60% de las etiquetas que ahí vendían eran Argentinas, pero que para ser honestos representaban el 80 % de las ventas.
Como pasa en todo el mundo, las etiquetas mas vendidas son las mas baratas, pero ciertos tintos me sorprendieron por sus nombres y, sobretodo, por sus precios.
Por ejemplo, un Catena Alta U$S 80, el Nicolas Catena U$S 135 y el Alamos U$S 19. Estos precios en una licorería para llevar a tomar a tu casa, en un país donde el sueldo básico es de U$S 319,50.
A unas cuadras de ahí, en el restaurante Zazu, el Nicolas estaba al insignificante número de U$S 320 y lo mejor fue, que en la mesa de atrás mio, una pareja de cincuentones felices se estaban ajusticiando uno, con decantador y todo.
Debo aclarar que la marca a la que hice referencia es porque le pase los precios a un amigo por chat y al quedar registrado lo pude copiar acá. Lejos está de ser una publicidad encubierta.
El gran desafío para el futuro de este negocio en Ecuador, no solo pasa por convencer a los restaurantes que el recargar el 300% o el 400% solo produce que el consumo caiga y que los vinos de alta gama nunca sean descorchados; también es necesario capacitar a la gente que trabaja con el vino para que lo conozca y lo sepa vender. En 7 noches fui a 6 restaurantes donde tome vino (el domingo no, ya les cuento el porque) y solo en dos lugares tenían sommelier, en los cuales tampoco les importo mucho guiarme, pero al menos estaban. Uno de los lugares, que NO tenia sommelier, se vanagloriaba de tener más de 800 etiquetas en la carta.Aunque no los conté, la carta era realmente impactante.
No es joda. No hay vino, no hay nada; en consecuencia, casi todos los restaurantes de Quito están cerrados los domingos.
Por eso, el sábado a la tarde, después de hacer lo que tengan que hacer y antes de salir a comer, pasen por una buena licorería, hablen con el "Carlos" de turno y llévense un par de botellas del vino que les guste (si es Argentino, mucho mejor) para el domingo no deprimirse por la falta de nuestra bebida nacional.
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