De que
vive el país? Increíblemente el mayor ingreso esta dado por la exportación de
servicios (médicos que trabajan en el exterior; es verdad, no es un chiste),
que le da un aproximado de 6.000 millones de dólares al año. Después esta el
turismo, el Níquel y ahí nomas vienen las remesas que envían los cubanos del
exterior para sus familias, unos 2.600 millones de dólares de los cuales el
estado se queda con el 20% limpito.
Paseando
por las calles del Vedado, haciendo rally entre los pozos e intentando
distinguir que pasa en la oscuridad por fuera de lo que descubre la luz del
auto, llegamos a El Atelier.
Demasiada
penumbra para mi gusto y la música no es lo que yo pondría, mucho menos
teniendo en cuenta que la mayoría de los comensales son turistas por encima de
los 40.
La
carta de vinos es escueta, pero es la constante en la isla entera, así que no
vamos a criticar este punto. Mientras pensábamos que comer, elegí un vino
francés de Baron Philippe de Rothschard,
Bordeaux 2010 llamado Mouton Cadet.
No me gusto nada. La verdad es que soy consiente de mi ignorancia para apreciar
los vinos Franceses, pero a mi paladar no le gustan en general y a este lo
sufrió. Creo que no voy a tomar más vinos de la tierra de mi abuelo hasta que
alguien se haga responsable de darme uno “genial”. Porque no es cuestión de
precios; este vino costo 40 dólares, por lo que en su tierra debe costar unos 15
dólares. Ni siquiera pagaría ese valor, mucho menos comparado con los que puedo
tomar en casa a ese precio.
La
tercera y ultima entrada fue la sorpresa
de aguacate. Una suculenta y gigantesca palta o aguacate, acompañada de
camarones salteados. Genial.
No es
esta la primera vez que vengo al Atelier.
Por eso me atrevo a recomendar pedir varias entradas, porque la verdad es que
son todas muy buenas, mientras que los platos fuertes son muy dispares en calidad.
De querer un segundo paso, recomiendo el pescado del día en salsa de camarones y
queso azul, es el que más me gusto.
Los
platos de mis acompañantes fueron simples; un Pargo (pescado) a la parrilla con limón y vegetales que estaba muy
bien y un filete de pollo a la parrilla
que cumplió con lo que se esperaba de él.
Yo me
quise hacer el osado investigador gastronómico y pedí una comida tan cubana
como el Son; un plato de ropa vieja.
Carne desmechada con cebolla y ajíes verdes. No fue una gran idea pedir carne
de vaca en Cuba y mucho menos llegando de la Argentina, pero dicen que macho no
es el que no probo, sino el que probo y no le gusto. Ya probé y prefiero dejarlo así.
El
postre quedo pendiente para la próxima visita; pero usamos el tiempo que nos
dio un par de cafés espresso para disfrutar del estrellado cielo Habanero y
pensar que hacer mañana; porque no todo es comida en la vida, también esta el
vino, que es mucho mas importante.
Dios Toma Malbec
Juan mayou (@juanmayou)
Juan mayou (@juanmayou)
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