

Perón Perón es un restaurante ambientado para el debate político e ideológico (para los Peronistas) o temático (para los NO Peronistas) que se ubica, paradójicamente, en el limite entre Palermo y Pacifico; zona gorila y oligárquica si las hay.

El único común denominador en todos los concurrentes; sean o no Peronistas, Argentinos o extranjeros, es la comida. Cosa seria, creanme.
Con una carta de vinos en plena evolución y que se aboca a los tintos y blancos de precios accesibles y de buen tomar, este lugar permite, además, el descorche, por lo que es un paraíso para los amantes de la bebida nacional. Sea con una etiqueta de la casa, o con la favorita del comensal, la comida siempre va a estar bien acompañada.
Evita es la rubia Peronista
Montonera es la roja revolucionaria, por lejos la que más me gusto.
17 de Octubre es la famosa Negra Peronista
Doble K es la extra fuerte que cierra la lista.
De característica amarga y potente, haciendo honor al estilo Alemán, esta es LA opción para los amantes de la cebada.
Pero como la cerveza no es mi locura, llegue con mi propio cargamento de tintos para descubrir y disfrutar de la cocina de Gonzalo Alderete Pages, o @zooedipo; un autodidacta que se convirtió en un cocinero (no chef, ya supero ese escalón) que va marcando con su comida a los que se animan a probar sus platos nacionales y populares, pero de la más alta cocina.
Con semejante punto de partida me dedique a ajusticiar las empanadas de carne cortada a cuchillo y las de osobuco braseado, fritas en aceite de maíz que son una verdadera gloria. Sea como entrada o para comerlas como plato fuerte, estas empanadas son la Argentinidad en estado puro. El único secreto a la hora de comerlas, es el morder y chupar al mismo tiempo, porque están tan bien hechas que ademas de sabrosas son jugosas.
El pastel de papa es otro de los puntos altos. Imperdible y más que recomendable, pero si se pretende pedir postre (nadie se puede ir de Perón Perón sin comer un postre), lo aconsejable es ir sin haber almorzado; lo digo de verdad.
El pollo a la cazadora me impresiono, aunque la Bondiola se llevo los aplausos de la mesa; en su punto exacto y de una altura digna de la guía Michelin.
También debo hacer una recomendación por partida doble: A aquellos que vengan en pos de una tradicional carne Argentina; las entrañas son muy buenas. Este mágico corte nacional, siempre sale en su punto justo y con calidad superlativa. O las lentejas que tienen la capacidad de enamorar a cualquiera que este dispuesto a entregarse a sus encantos.
Como no se podía bajar los brazos, ya que los postres se acercaban, fue necesario el tercer y ultimo descorche.
Debo admitir que este vino se potencio con los postres.
El flan mixto (crema y dulce de leche a los lados) es el mejor que he probado en mi vida. Los panqueques Cobos (el chiste del nombre solo puede ser disfrutado por los Argentinos) son geniales y la mouse de chocolate es la perdición del alma.
Mi padre me habría desheredado de verme sentado en este restaurante y a mi Madre prefiero no contarle para tenerla muchos años mas a mi lado, pero Perón Perón conquisto mi estomago y me enamoró la idea culinaria que transmite; el rescatar la cocina de los Argentinos y el volver a dar el valor que la comida de nuestras abuelas realmente se merece.
Es raro hoy en día encontrar alguien que te ofrezca comida real, comida que vos le cocinarías a un amigo que te viene a visitar a tu casa. Gonzalo ciertamente lo ha logrado y, de manera extraordinaria, creó una magia gastronómica donde la política queda como una anécdota. No es poca cosa en la Argentina y mucho menos en un lugar como Perón Perón.
Dios Toma Malbec
Juan mayou (@juanmayou)
Juan mayou (@juanmayou)
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