Están
las vicisitudes internas, que según el grado de fanatismo en el consumidor
pueden ser hasta divertidas; como por ejemplo si el enólogo es el enólogo o
solo pone el nombre; si este vino se vende localmente porque no se pudo
exportar o simplemente si esta etiqueta se llama así por tal o cual motivo.
También
están las roscas comerciales que no son tan interesantes al amante de la
inspiración de Baco, pero que sin llamar nuestra atención nos termina
afectando; como por ejemplo si la botella es más o menos pesada y eso
incrementa el precio en la logística y por ende nos terminan o no matando
nuestro presupuesto en el momento de sacar nuestra diezmada billetera.
No
podemos dejar afuera las acciones del realismo mágico que gobierna nuestras
vidas; como el hecho de que el vino sea nuestra bebida nacional, una de
nuestras insignias en el mundo que tan orgullosos nos ponen y en algunos
momentos las bodegas tuvieron problemas, por ejemplo, para importar los
corchos.
Este gran
momento por el que atraviesa el vino Argentino y que ya supera al Malbec como
objeto del deseo, se da en medio de una situación complicada a nivel mundial;
claro que los problemas internos no ayudan y muchas veces directamente nos
perjudican. Las crisis propias y ajenas que tienen como consecuencia directa la
merma de consumo en el exterior (léase menos exportaciones) hace pensar que
solo las grandes bodegas pueden sobrevivir a estos altibajos comerciales y es
por que (mito urbano) son los que acaparan la producción de esos vinos
“diferentes”, sustentados por la venta masiva de sus líneas económicas.
La
bodega “Viña 1924 De Ángeles” es el ejemplo de lo errado de ese concepto. Sus
solamente e increíbles veinte hectáreas están ubicadas en la región de
Vistalba, Lujan de Cuyo en Mendoza y son el terruño de uno de mis vinos
favoritos.
Hace
dos años, Natalia Beneitez (@NatiBeneitez) en su desesperado intento por
hacerme entender algo de vinos (viene mal la pobre), me hizo probar un “De
Ángeles Malbec 2009” y me abrió la puerta a un mundo nuevo.
Esta
bodega familiar, que a simple vista nos podría parecer diminuta, esta en manos
de un loco delirante que se dedica a ser enólogo y vuelca sus fantasías en
hacer un vino excelente. Juan Manuel Gonzalez (@juanmgonzalez_1) recién hizo la
primera cosecha de estas plantas centenarias en el 2007, ya que hasta ese
entonces solo se dedicaban a vender las uvas a terceros.
De las
20 hectáreas que esta bodega es propietaria, hoy se usan 3 y media para la producción
de sus Malbec y una hectárea más para su Cabernet Sauvignon. El resto sigue
siendo utilizado por los felices compradores externos.
Con un
crecimiento lento pero seguro, “De Ángeles” va adaptando su producción al
consumo y al espacio con el que cuenta; literalmente, la parte de la bodega
donde Juan Manuel Gonzalez perpetra sus obras de arte, es más chico que los
vestuarios que las grandes bodegas tienen para sus empleados. La expansión en
este negocio tiene un costo económico y financiero muy importante, además de
que se puede correr el riesgo de cambiar cantidad por calidad, algo que
Guillermo Barbier, dueño de la bodega no esta dispuesto a aceptar.
Sus
viñedos reflejan su longevidad no solo en la estructura de sus plantas, también
la diagramación de las plantaciones, coronadas por olivos, nos dan la idea de
su edad. El lugar transmite un halo mágico que se refleja en la gente de la
bodega y que más decir, en sus vinos.
Hoy
cuentan con un “Malbec Rosado de Ángeles dulce natural”
que no tuve la suerte de probar, por lo cual no voy a hacer comentario alguno, pero tiene fama de ser una locura para tomarse de manera inescrupulosa.
El “Malbec de Ángeles sin roble” es un muy
buen vino que, por ahora, es difícil de encontrar pero que la nueva añada esta
por salir al ruedo. Ideal para aquellos que le escapan a la madera pero que les
gustan los vinos con cuerpo y personalidad.
El “Malbec de Ángeles” es un vino
excelente con una relación precio calidad de las mejores con las que me he
encontrado en el mercado hasta el día de hoy. Un vino más que recomendable.
El “Gran Malbec de Ángeles” es uno de mis
vinos favoritos, un distinto, el Kun Agüero de mi selección ideal. Ese
habilidoso que lo tiene todo. Si algún día tuviera que mostrarle un Malbec a
una extranjera que no conoce nuestros vinos y quisiera enamorarla, sin duda
descorcharía este vino.
El “Gran cabernet s. de Ángeles” lo descubrí
este año cuando conocí la bodega. Me mato, increíble en cuerpo y en final de
boca, un vino que los amantes del rey de las cepas tintas van a idolatrar sin duda
alguna.
El “Gran Blend de Ángeles” esta al salir y
será otro de sus Gran Gran. Siguiendo la línea en cuerpo y carácter, va dar que
hablar sin duda alguna.
Ya que
estamos en época mundialista, la bodega “Viña 1924 De Ángeles” nos muestra que
no es necesario ser un equipo grande y con una historia ganadora para estar
entre los mejores. Solo se necesita seriedad, trabajo y talento, cosas que a
estos apasionados del vino les sobra y lo logran transmitir con cada copa de
sus vinos.
Dios Toma Malbec
Juan mayou (@juanmayou)
Juan mayou (@juanmayou)