Hay
países que invitan a ser conocidos por su historia, otros por su grandeza
arquitectónica, también los hay que nos llaman a través de la cultura y los que
enamoran por su gastronomía. Están estos y los que lo reúnen todo en uno. Pero
también están los que "no" e igual hay que ir y lograr comer.
Mientras
Caracas se desmorona lentamente entre conspiraciones y represiones dignas de la
edad media, el arte de comer y beber se torna una difícil tarea.
Los
buenos restaurantes de la capital Venezolana tienen, con estos tiempos
revolucionarios de Maduro y sus cambios sociales, dos fuertes problemas para
los comensales.
La
escases, que se convierte en un gran enemigo del hambriento cliente, que después
del cuarto o quinto “no hay” se digna a simplemente preguntar que es lo que se
puede comer y el miedo a la violencia que nos lleva al horario de los Estados
Unidos; es decir, a las ocho de la noche están todos bajando las persianas y tu
estomago Argentino empieza a odiar a todos y todas.
En medio de los gases lacrimógenos, las piedras, las balas de goma y las de verdad, apareció por recomendación un restaurante llamado “Carne y vino”.
Como
buen Argentino soberbio y prejuicioso de la llamada “carne” fuera de casa, solo
me deje tentar por el “vino”. Después de cuatro frustrados intentos por ir (siempre
estaba cerrado cuando llegaba) me digne a llamar y ROGAR por que me esperaran
abiertos hasta un horario digno como, por ejemplo, las nueve de la noche.
Tras
pasar a unos señores de seguridad y un simpático detector de metales, me
encontré con el recibimiento de una muy buena cava, tanto en cantidad como en
calidad. A primera vista, los vinos Argentinos eran los amos y señores, lo que me
cambio el humor.
Me
encontré con un restaurante muy bien puesto, súper agradable y de excelente
atención. Con un Sommelier que sabe de verdad y padece la realidad. Debido a la
inflación (de eso nosotros conocemos bastante), los precios de los vinos
cambian casi a diario, por lo cual hay que revisar cada etiqueta con la lista del
importador.
Como
Venezuela tiene varios tipos de cambio (……) el ser extranjero con dólares en la
mano y acceso al mercado negro es una gran ventaja, uno tiene la posibilidad de tomar buenos tintos Argentinos a precios muy razonables, incluso, en algunos casos, más barato que en nuestro país.
Ventaja para ese momento, porque para el mercado del vino es nefasto. Si tomamos en cuenta el tipo de cambio al que yo pague (hoy es mucho mas grande la brecha), una botella de vino por la que desembolse U$S 20 con el cambio en negro, para un Venezolano son, o eran, U$S 150 por el cambio oficial. Eso va a significar la destrucción de un mercado muy interesante, ya que a los Venezolanos el vino les gusta y solían saber gastar en él.
Ventaja para ese momento, porque para el mercado del vino es nefasto. Si tomamos en cuenta el tipo de cambio al que yo pague (hoy es mucho mas grande la brecha), una botella de vino por la que desembolse U$S 20 con el cambio en negro, para un Venezolano son, o eran, U$S 150 por el cambio oficial. Eso va a significar la destrucción de un mercado muy interesante, ya que a los Venezolanos el vino les gusta y solían saber gastar en él.
La
carne fue llegando y debo admitir que la calidad es realmente muy buena.
Con variedad en cortes y estilos, mi sorpresa fue creciendo al punto que termine adoptando a este restaurante como una referencia de Caracas. No solo las carnes a la parrilla valen la pena, probé un lomo al café que estaba particularmente genial.
Con variedad en cortes y estilos, mi sorpresa fue creciendo al punto que termine adoptando a este restaurante como una referencia de Caracas. No solo las carnes a la parrilla valen la pena, probé un lomo al café que estaba particularmente genial.
Si bien
tienen otros platos además de la carne, creo que es un desperdicio pedirlos en
este lugar. Los cortes de “carne Argentina” no estaban disponibles, pero no se
hicieron extrañar.
Todo
fue acompañado por varios “Catena Alta”, tanto Malbec como Cabernet Sauvignon y
cuando estos se acabaron, pasamos a ajusticiar y agotar los “Catena” Malbec.
Debo aclarar que no estaba solo y fuimos varios días; no sea cosa que piensen
mal de mi.